Una roca submarina obstaculiza el tráfico de contenedores en el Puerto de Las Palmas

Una roca submarina situada a la mitad del muelle León y Castillo concedido a Opcsa impide el atraque de buques portacontenedores de mayor tamaño en la dársena interior del Puerto de Las Palmas.

Esa parte del muelle, además del Cristóbal Colón, que está en el exterior de la terminal de contenedores, conforman la gran explanada en la que trabaja Operaciones Portuarias de Canarias (Opcsa), empresa filial de Mediterranean Shipping Company (MSC), primera naviera del mundo y principal gestor de mercancías internacionales en La Luz. Opcsa, tras montar a finales del año pasado las dos grúas gigantes traídas de China, ha comenzado a atender en el muelle Cristóbal Colón a los ‘megabuques’ derivados del Mar Rojo, que evitan el Canal de Suez por la inseguridad de la zona y optan por rodear el sur del África para conectar Asia con Europa.

Esa ruta alternativa, a través del Cabo de Buena Esperanza, en Sudáfrica, beneficia a los puertos de Canarias, porque están ubicados a mitad de trayecto y preparados para ofrecer servicios de todo tipo, sobre todo Las Palmas, líder en el Atlántico Medio en suministro de combustibles, reparaciones navales o la escala de cruceros y cambio de tripulaciones, por citar tres de sus principales actividades comerciales.

Cuatro ‘megabuques’

El transbordo de contenedores es otra de las fortalezas de La Luz, sobre todo tras la puesta en marcha de las dos ‘megagrúas’. Las Malacca Max, que son las mayores del mercado en tamaño y capacidad, han estibado la carga de cuatro barcos derivados del Mar Rojo: el MSC Virgo, con 366 metros de eslora y capacidad para 15.000 contenedores medidos en unidades de 20 pies (TEU); el MSC Nueva York, con 399 metros de largo y 16.864 TEU; el MSC Anita, con 366 metros y la posibilidad de llevar hasta 16.520 TEU, y el MSC Eva, con 366 metros y espacio para 13.798 TEU.

Todos estos grandes buques han sido atendidos en el muelle Cristóbal Colón, que soporta el 70 % de los servicios de Opcsa, con dos grúas Malacca Max y otras tres Súper Post Panamax, que siguen a las anteriores en rendimiento y en capacidad.

Plan de renovación

El plan de Opcsa, que ha invertido más de 20 millones de euros en renovar maquinaria, además de nuevas grúas de patio y más equipos pendientes de llegar, pasa por trasladar las tres Súper Post Panamax al muelle León y Castillo y retirar de la circulación las Post Panamax actuales, que son las más antiguas y de menor capacidad de toda la terminal.

El problema de esa reorganización es la gran piedra situada en el fondo del León y Castillo. El muelle terminó de construirse en 1934, entonces bautizado como dique del Generalísimo, y luego cambiado de nombre en honor a los dos hermanos que hicieron posible la construcción del Puerto de Refugio y de La Luz en 1883: Fernando y Juan León y Castillo.

El muelle, de casi 3.000 metros de longitud, se convirtió en el centro de la actividad del Puerto, con la llegada de los primeros cruceros y de los grandes trasatlánticos, hasta que comienza en la década de los setenta la construcción del dique Reina Sofía, hoy consagrado casi en su totalidad a las reparaciones navales y el sector off shore.

De los noventa a la actualidad

Opcsa se trasladó al León y Castillo al inicio de los noventa. De ahí que el muelle se especializara junto al Cristóbal Colón en el transbordo internacional de contenedores. La terminal tiene más 500.000 metros cuadrados, con grúa y zona de atraque en sus extremos opuestos (naciente y poniente), lo que permite atender barcos en los dos muelles de la base logística, ubicada en la misma bocana del Puerto.

La zona del Cristóbal Colón se dragó para aumentar la profundidad hasta los 18 metros y garantizar el atraque de los megabuques, pero el calado en el muelle León y Castillo es menor. Tiene, en sus extremos, 14 metros, pero en el centro, debido a la roca submarina, esa profundidad se acorta drásticamente hasta los 10 metros.

Sobre el propio marisco

Las fuentes portuarias consultadas explican que el muelle León y Castillo se hizo con rellenos sobre el propio marisco, entre otras técnicas constructivas de la época, aprovechando esa gran roca a mitad de tramo para asentar buena parte de su estructura. De ahí que hasta la fecha nadie se haya atrevido a redactar un proyecto para quitarla.

Lo que funciona, en ingeniería, no se toca, pero la tecnología avanza y las necesidades actuales del Puerto de Las Palmas no son las del siglo pasado. La Autoridad Portuaria, a petición de Opcsa, estudia la posibilidad de hacer la obra y dragar el muelle.

De los casi 3.000 metros que tiene el León y Castillo, la filial de MSC tiene concesionados 1.800 metros, pero en ellos solo atracan buques de 5.000 TEU, con unas dimensiones bastantes inferiores a las del MSC Nueva York, de casi 17.000 TEU y récord hasta la fecha de la empresa, tanto en dimensiones como en número de operaciones (se cargaron 7.500 contenedores vacíos). La eliminación de la roca permitiría trabajar en el segundo muelle de la terminal con buques de 8.000 a 10.000 TEU.- M. Reyes / LA PROVINCIA



Más noticias de Puertos de Canarias